12 ago 2013

La Grafiosis esa plaga mortal que ataca a los Olmos.

En la década de los 80 surgió en España un gran brote de grafiosis, una enfermedad fúngica proveniente de Asia que habría llegado a Europa despues de la I Guerra Mundial y que atacaba a los olmos (Ulmus sp.) acabando con ellos en menos de un año. El resultado fue el que todos conocemos: la pérdida de miles de ejemplares, muchos de ellos centenarios. Esta enfermedad ha causado la muerte de millones de olmos en Europa y Norteamérica. En el año 1996 la grafiosis había devastado más de la mitad de los olmos del norte de Estados Unidos, en algunos países europeos estos árboles se encuentran casi extintos. En el año 1986 el 82% de las olmedas españolas estaban afectadas.

Tres décadas despues, se sigue luchando contra la grafiosis en un intento de salvar los olmos que aun quedan, utilizado varias estrategias para combatir la plaga:
  • Eliminar ejemplares muertos de olmo o partes afectadas del árbol
  • Uso de insecticidas para impedir la proliferación de ejemplares de Scolytus (escarabajo que vive bajo la corteza de árboles y vive de él)
  • Eliminación de raices-puente entre ejemplares cercanos
  • Uso de fungicidas y plantaciones de olmos resistentes al hongo.

Durante el pasado mayo uno de los dos tratamientos anuales que reciben olmos singulares y centenarios en nuestra Comunidad (Madrid), son labores de fumigación centrandose en el Olmo de los Llanillos, un ejemplar de 120 años de edad y 23 m. de altura que habita en el Arboreto Luis Ceballos, en San Lorenzo de El Escorial.

La lucha contra el avance de la grafiosis se centra en eliminar al barrenador del olmo, el insecto que esparce las esporas del hongo (hongo del genero Ophiostoma) que produce la enfermedad. El barrenador del olmo (escarabajo del genero Scolytus), penetrando en la corteza del árbol creando galerias donde deposita sus huevos, junto con sus esporas del hongo, que se extiende hasta los vasos y se propaga por él, hasta matarlo. Los nuevos ejemplares del insecto nacidos de los huevos y alimentados del arbol infectado vuelan en su fase adulta hasta nuevos olmos repitiendo el proceso. Sabemos que la actuación de la cepa agresiva de la grafiosis en esta decada ha dejado graves daños, pero si se llevan a cabo escrupulosas labores de vigilancia y control, se ha demostrado que se puede contener la extensión de la enfermedad, aunque no se logre erradicar por completo.


Una de las medidas a tomar cuando se detecta la grafiosis es el llamado saneamiento, que consiste en la destrucción de las ramas afectadas o, cuando un ejemplar de olmo está seriamente afectado y es irrecuperable, la eliminación del ejemplar entero. Además, se ha de procurar que no se produzcan traslados de leña desde lugares donde la grafiosis está presente a zonas libres de ella. Por ello es frecuente quemar las ramas o ejemplares cortados, aunque también se pueden tratar con insecticidas.
Otra actuación para evitar la transmisión de la enfermedad consiste en aislar mediante zanjas las raíces de individuos sanos e individuos afectados. Para asegurarse completamente de que la enfermedad no se va a transmitir, la profundidad de la zanja ha de ser de unos 1,20 m.
También es efectiva, aunque como medida complementaria al saneamiento, es la utilización de plaguicidas, como el metoxicloro (insecticida), que si bien no produce una alta mortalidad de escolítidos (insecto barrenador que se alimenta de arboles debilitados), sí funciona como repelente.
Otra manera de combatir la enfermedad es poner trampas de feromonas (sustancias quimicas secretadas por otros seres vivos con el fin de provocar comportamientos especificos en otros individuos) donde quedan atrapados los escolítidos, aunque normalmente solamente se logra atrapar a un 20% de estos. Este método no debe emplearse en olmedas libres de la enfermedad, ya que se podrían atraer desde otras zonas insectos portadores de Ophiostoma (hongo).

Las tentativas de realizar un control biologico de la plaga se han centrado en buscar organismos que ataquen tanto al hongo como al escolítido. También se están realizando investigaciones para conseguir olmos resistentes a la grafiosis, normalmente mediante la hibridación de ejemplares de la especie Ulmus minor y Ulmus pumila, y se han clonado árboles que han presentado resistencia a la plaga en zonas afectadas por ella. Un ejemplo es una olmeda situada en la localidad española de Rivas-Vaciamadrid, donde conviven Ulmus minor var. minor y Ulmus minor var. vulgaris, que no se ha visto mayormente afectada por la grafiosis. Sin embargo la grafiosis no es mas que un ejemplo que ilustra la lucha contra las plagas que afectan a la masa arborea de nuestras regiones, lucha que se lleva a cabo a través de diversos programas de seguridad y prevencion y en la que se mantienen bajo control invasiones como la de la procesionaria del pino, la del minador del castaño de indias o la de la oruga perforadora del chopo.
Como ejemplo vemos que la Comunidad de Madrid vigila principalmente 13 plagas distintas en 70 puntos de la region. Estos puntos cuentan con un total de 315 trampas de feromonas que se revisan semanalmente. La informacion recogida a traves de las trampas se incluyen en una base de datos que da una idea clara de la evolucion de cada plaga, aunque su principal función consiste en atrapar a los machos de cada especie impidiendo asi su reproduccion.

Confiemos en que con un método u otro y poco a poco logemos erradicar esta enfermrdad y volvamos a poder disfrutar de la sombra y el frescor de esas magníficas olmedas de nuestras ciudades y pueblos.

Hans Klobuznik

5 ago 2013

Planta del mes de Agosto: Saintpaulia

SERENIDAD, PEQUEÑAS EXPLOSIONES DE COLOR SOBRE UN MANTO VERDE

La Saintpaulia es toda una explosión de color sobre un manto aterciopelado. Una descripción algo sugerente, pero así es la planta del mes de agosto. Más conocida como la “violeta africana”, esta planta es especial, y no lo es solo por ser una belleza para la vista, sino porque también ayuda a sentirse menos estresado.



Tan pronto como la Saintpaulia llega al hogar, un haz de animo y de bienestar le envolverá. Sus flores dispuestas en pequeños racimos, son de colores, y van desde el púrpura y el violeta, al azul pálido y al blanco, o una combinación de todos ellos. Es todo un espectáculo, muy atractivo para su hogar. Sus hojas son fuertes, carnosas, y aterciopeladas, que invitan a ser acariciadas, y que además son resistentes con lo que un poco de contacto es posible.

Ligeramente noble
La Saintpaulia tiene una pincelada de nobleza, debido a que lleva el nombre del Barón Walter von Saint- Paul-Illaire, que fue el primero en descubrir la planta a finales del siglo XIX. La Saintpaulia es originaria de África, concretamente de Tanzania y del sureste de Kenia. Crece allí en un ambiente húmedo y luminoso, y esas son las circunstancias en las que mejor prosperará en su casa. Es importante regarla con agua de forma regular, sobretodo en época estival y en su período de crecimiento, pero teniendo cuidado de que no quede encharcada pues en ese caso la planta se pudrirá. Es preferible utilizar agua tibia, y regarla directamente en la tierra y nunca vertiendo agua por encima de las hojas y ni de las flores. Como todas las plantas que tienen flor, necesitará luz natural, pero evitar un exceso de la luz solar directa e intensa.

Menos estrés
Con todos estos cuidados básicos la Saintpaulia se mostrará bella y agradecida, y le transmitirá bienestar y tranquilidad. Una investigación llevada a cabo en la Universidad de Surrey, puso de manifiesto que las personas que tienen que llevar a cabo tareas, están menos estresados si las realizan en un espacio en la que hay plantas, que si carecen de ellas. Así que, la Saintpaulia, a parte de ser una compañera de piso ideal, y una planta agradable a la vista, también le beneficia en sus niveles de estrés.