2 feb 2015

Nubes

¿Quién no se ha fijado alguna vez en las nubes? ¿Quién no ha soñado alguna vez despierto mirando las nubes? ¿Y qué hay más bonito en el mundo que un cielo azul, salpicado de caprichosas y simpáticas nubes?

Ellas se convierten en juegos de niños, entretenimiento de mayores, reconfortan la mirada cansada del anciano, predicen el tiempo y son embajadoras de lluvias, tormentas y furiosos tornados, pudiéndose convertir unas veces en bendición y otras en ira para el campo. Son suaves, dulces, tranquilas, como pueda ser el alma de un bebé recién nacido, son bonitas, dulces y amigables como pueda ser un ángel, pero también pueden llegar a ser oscuras, despiadadas, crueles y traidoras como si fueran enviadas por la sombra cruel de la muerte.

Flotan plácidamente, brillantes, plateadas, elegantes, en finas y variadas capas, sobrepuestas las unas sobre las otras, navegan alegres, como arrastradas por grandes y níveas velas de lona hinchadas al viento, vuelan altas, bajas, rápidas, lentas, algunas están destrozadas en jirones, rotas, rojas, amarillas, blancas, naranjas o azuladas. Algunas se arrastran sigilosas, reptando lentamente como crueles asesinos, otras galopan salvajes como caballos albinos desbocados y otras suspendidas en el cielo parecen estar soñolientas o hasta plácidamente dormidas. Muchas de ellas tienen nombre propio, cirros, lenticulares, nimbos, stratos o cúmulos.



Sus múltiples y variadas formas nos hacen ver y soñar en lejanos parajes o aisladas islas, en elegantes pájaros o en garras de enormes gigantes, unas nos recuerdan a lejanas montañas nevadas, otras a bellos ángeles voladores, pero siempre se encuentran situadas entre el cielo y la tierra. Son el nexo entre lo terrenal y lo espiritual, entre lo real y lo etéreo. Formas singulares, soñadoras, acompañantes de campesinos trabajadores, de alegres y juguetones niños, de cansados paseantes y de jóvenes soñadores. Son el nexo entre lo actual y el futuro, entre la realidad y la imaginación. Nubes, preciosas nubes, vosotras traéis la sombra, la lluvia, la tormenta, la claridad, la alegría, la tristeza, la imaginación, la ilusión.

¿Quién no ha visto alguna vez en el transcurso de su vida, entre esa especie de gigantescas bolas de nieve o esos esponjosos paquetes de blanco algodón, decenas, cientos o quizás miles de formas o figuras representando flores, pájaros, montañas o mapas? y si me apuráis aún más, ¿quién no ha visto reflejado alguna vez en el cielo la cara de ese ser querido de ese amigo, de ese artista, o quizás de aquella persona que ya no está entre nosotros?

Nubes, formas, imágenes, colores, recuerdos, todo efímero, todo real a la vez que todo irreal... ¡Nubes, solo nubes!

Hans Klobuznik.

P.S. Ejemplo de algunos refranes sobre nubes:

  • Nubes cola de gato, viento van a darnos un buen rato.
  • Nubes con franjas o ribetes, aferra bien los juanetes.
  • Nube baja y como humo, trae mucha agua presumo.
  • Cielo jaspeado, viento fresco agarrado.
  • No salgas del puerto, si las nubes no corren con el viento.
  • Nubes en la cordillera, marineros a la ribera.
  • Nubes barbadas, viento a carretadas.
  • Cielo aborregado, en tres días mojado.
  • Cielo empedrado, suelo mojado.