28 feb 2013

La fuerza de la belleza o El ramillete de violetas.

En el año de la revolución de 1848 en Prusia, el capitán general de caballería von Wrangler, salía temprano de su domicilio como todos los días, para dirigirse a las cuadras y coger su caballo, cuando se vio sorprendido por una multitud de manifestantes que entre gritos e insultos y con piedras y palos le amenazaban con ánimo de atacarle. Sorprendido ante esa situación, miró a su alrededor, viendo en una esquina a una niña que portaba sobre su cabeza una gran cesta llena de ramilletes de violetas que le miraba con grandes y asustados ojos. Sin pensarlo dos veces y de una manera impulsiva, se metió la mano en el bolsillo, sacó un puñado de monedas, se las dio a la chiquilla, cogiéndole a continuación la cesta con los ramilletes de flores.

A continuación se acercó con paso lento pero decidido a la multitud y con una amplia sonrisa le fue dando ramillete a ramillete a cada uno de los enfurecidos manifestantes que le estaban amenazando, diciéndoles: "Esto es para su distinguida esposa" o "Esto es un regalo para su preciosa hija" o "Déselo con mis mejores deseos a su adorable madre..." Primero le miraron sorprendidos, luego sonrieron tímidamente y al final riendo, abrieron paso para dejarle pasar, permitiéndole subirse a su caballo, dejándole ir, sin más impedimentos.



¿Qué fuerza puede ejercer la belleza y la naturaleza como en este caso lo consiguió, un sencillo pero precioso y delicado ramillete de violetas, acompañado de una agradable sonrisa? Imagínese que paseando por la calle se cruzan con una dama que lleva en el vestido o quizás en el pelo un prendido con una flor natural. En décimas de segundo se le vendrán a la mente cantidad de sensaciones. Pensaran, “¡qué mujer tan elegante!”, “¡qué sensibilidad tendrá!”, “¡qué gusto por lo natural y la belleza poseerá!”, e inmediatamente les vendrá a la imaginación, Flora, la diosa de las flores y la primavera, adornada con vistosas flores y repartiendo belleza por doquier.

Para terminar, ¿cómo se suele diferenciar al novio de sus invitados en una boda? Pues claro, por ser él y el padrino los únicos que llevan un prendido de flores naturales en el ojal.

Recordad..."Las flores siempre distinguen y te diferencian"

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