En el año de la revolución de 1848 en Prusia, el capitán general de caballería von Wrangler, salía temprano de su domicilio como todos los días, para dirigirse a las cuadras y coger su caballo, cuando se vio sorprendido por una multitud de manifestantes que entre gritos e insultos y con piedras y palos le amenazaban con ánimo de atacarle. Sorprendido ante esa situación, miró a su alrededor, viendo en una esquina a una niña que portaba sobre su cabeza una gran cesta llena de ramilletes de violetas que le miraba con grandes y asustados ojos. Sin pensarlo dos veces y de una manera impulsiva, se metió la mano en el bolsillo, sacó un puñado de monedas, se las dio a la chiquilla, cogiéndole a continuación la cesta con los ramilletes de flores.
A continuación se acercó con paso lento pero decidido a la multitud y con una amplia sonrisa le fue dando ramillete a ramillete a cada uno de los enfurecidos manifestantes que le estaban amenazando, diciéndoles: "Esto es para su distinguida esposa" o "Esto es un regalo para su preciosa hija" o "Déselo con mis mejores deseos a su adorable madre..." Primero le miraron sorprendidos, luego sonrieron tímidamente y al final riendo, abrieron paso para dejarle pasar, permitiéndole subirse a su caballo, dejándole ir, sin más impedimentos.
¿Qué fuerza puede ejercer la belleza y la naturaleza como en este caso lo consiguió, un sencillo pero precioso y delicado ramillete de violetas, acompañado de una agradable sonrisa? Imagínese que paseando por la calle se cruzan con una dama que lleva en el vestido o quizás en el pelo un prendido con una flor natural. En décimas de segundo se le vendrán a la mente cantidad de sensaciones. Pensaran, “¡qué mujer tan elegante!”, “¡qué sensibilidad tendrá!”, “¡qué gusto por lo natural y la belleza poseerá!”, e inmediatamente les vendrá a la imaginación, Flora, la diosa de las flores y la primavera, adornada con vistosas flores y repartiendo belleza por doquier.
Para terminar, ¿cómo se suele diferenciar al novio de sus invitados en una boda? Pues claro, por ser él y el padrino los únicos que llevan un prendido de flores naturales en el ojal.
Recordad..."Las flores siempre distinguen y te diferencian"
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