¿Qué son setas, para qué sirven, que sabemos de ellas? Ahora
haremos una pequeña incursión en este mundo tan desconocido pero a su vez
misterioso y fascinante. Empezaremos viendo que desde tiempos remotos, pero
sobre todo en la Edad Media, las setas alimentaban la imaginación de los
hombres con historias y leyendas de lo más imaginativas y descabelladas.
De las
setas se contaba que por salir de una manera tan rápida, creando esos círculos
en los cuales brotan y crecen las setas, eran llamados, "anillos de
brujas" y que los duendes y espíritus solían bailar sobre ellas, al
encontrarse estos alrededor de los arboles en los bosques, en praderas y
campos. En Francia los agricultores no se atrevían a pisar dentro de estos círculos,
por las maldiciones que les podía traer, y en Alemania por ejemplo, unos se
alejaban al descubrirlos y otros sin embargo decían que pisar dentro del círculo
les protegería del mal, dándoles además buena suerte. Los más osados se atrevían
a buscar en el centro del anillo y bajo tierra el supuesto tesoro que allí habían
enterrado las hadas, elfos, enanos y demás espíritus del bosque. Pero hoy
sabemos el porqué de estas formas tan curiosas y espectaculares.
Nos adelantamos a ver el porqué, aunque más adelante lo
explicaremos más detalladamente. En primer lugar vemos que las setas son la
parte aérea del hongo, y que estas son las portadoras de las esporas (semillas
de los hongos) que salen de la tierra para así poder reproducirse. Por lo que a
los hongos los llamaremos, "las autenticas plantas" (aunque no lo
sean) viven bajo tierra en forma de una tupida tela de araña, con sus hilos
blancos y finísimos a los que los científicos llaman ninfas, creando luego
estos el micelio (hongo).
Para comprender cómo se forman estos anillos de setas en los
campos, diremos que estos micelios (los auténticos hongos subterráneos) se van
extendiendo hacia ambos lados, creando así con el tiempo un círculo casi perfecto.
Al nacer (salir) las setas (parte visible y aérea de los hongos) y soltar las
esporas, su cometido en la reproducción ha terminado, por lo que pronto se
empiezan a pudrir cayendo definitivamente a la tierra y mezclándose con cierta
cantidad de hojas de los arboles, creando una rica mezcla de compost natural.
Este ciclo va creando una base de alimento extraordinario, que vuelve a dar un
excelente abono a los propios hongos (micelios) subterráneos, así al año
siguiente gracias a este autoabonado se ha creado primero un círculo más jugoso
con un verde oscuro mayor que el que tiene el terreno de alrededor, y saliendo
por tanto en su época de germinación natural, ya sea otoño o primavera
nuevamente un nuevo circulo ahora con mas fuertes y sanas setas. Hoy en día
gracias a nuestros botánicos e investigadores esto nos parece normal, pero en
aquel entonces esto era visto como pura brujería. En aquella época las leyendas
contaban que las sombrillas de las setas eran viviendas de elfos y que las
ninfas bebían y se lavaban con el rocío que acumulaban algunas variedades cóncavas
de diferentes setas. Además, tenemos que comprender que brujos, médicos o
curanderos, utilizaban las setas como pócimas venenosas o como medicinas
curativas.
No solo son utilizadas como alimento o como medicamento, sino también
como material para producir fuego, ya que la famosa "yesca" es nada
mas y nada menos que una seta endurecida con el tiempo y llamada Polyporus o
Ungulina fomentaría, otras también se utilizaban como objetos afiladores de
cuchillas de afeitar, otras para hacer pinturas, como colorantes, como corchos
o tapones para botellas y hasta para hacer una especie de "rape"
(polvos para estornudar o tabaco para aspirar) o como base para hacer grabados
como cuadros, relieves o figuras artísticas. También recordaremos que los
hongos son las levaduras con las cuales hacemos que suba, crezca y se esponje
nuestro pan, así como para fermentar el mosto en la fabricación del vino o en
la cerveza y para fabricar riquísimos quesos como los quesos azules.
Entre las muchas curiosidades vemos como en ciertas islas de
los Mares del Sur existe una serie de setas que lucen y brillan por la noche
dando una claridad suficiente incluso como para poder leer en algunos casos. La
Clitocyb illunens, calienta sus laminillas creando una luz verdosa y todo esto
se cree que es para atraer a cierto tipo de insectos.
Al igual que las flores, las setas tienen su perfume propio,
unas huelen a nuez, otras a anís, a flores o a frutas. Otras si embargo apestan
y huelen a pura carroña. Pero no hay que fiarse, el buen olor no es sinónimo de
seta comestible. Se calcula en 38 000 los diferentes tipos de setas en el
mundo. Desde el que tiene la cabeza del tamaño de un alfiler, al que tiene un diámetro
de un metro, y muchos kilos de peso. Las formas son de lo más variadas, desde
formas de nidos de pájaro a las de sillas de montar a caballo o a ostras,
trompetas, barbas de chivo... También sus coloridos son tremendamente variados,
yendo desde colores pastel, mate, negros o totalmente vivos y brillantes. Hoy
tenemos constancia de que ya los cocinaban y comían los celtas, griegos y
romanos, pues conocían perfectamente sus propiedades culinarias, medicinales, toxicas,
alucinógenas y hasta letales.
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