De nuevo estamos en otoño. A mi, particularmente, me encanta esta estación del año. Los colores del otoño son únicos, ademas el olor a tierra mojada, a chimenea, el golpear de la lluvia contra los cristales, los tonos rojizos y amarillos en la naturaleza y el calor de una chaqueta olvidada durante unos meses en el fondo del armario.
Ya no se derrite el chocolate, y es el momento de salir a pasear al campo escuchando el crepitar de las hojas secas cuando las pisas. Época de buscar setas, y recoger nueces y castañas. Empiezan nuevos capítulos de las series que mas nos gustan, se acabaron las fiestas de los pueblos y comienza la liga, la champions y la requetecopa.
Pero no os habéis preguntado alguna vez el por qué de esa explosión de colores en nuestros bosques, parques y jardines. Las hojas se tiñen año tras año de rojo, marrón, amarillo, ocre... Que maravilla ¿verdad? Si os interesa, ahora lo veremos.
En esta época del año a principios del mes de octubre, empieza a refrescar, y el suelo empieza también a enfriarse por la reducción de horas de luz y la poca fuerza de los rayos de sol, por lo que las raíces de los arboles entran en un estado de rigidez y letargo, no pudiendo ya absorber el agua de la tierra. A la vez aumenta considerablemente la humedad ambiente, siendo la evaporación de las hojas cada vez menor. Si las hojas ya no evaporan agua, y las raíces no pueden absorberla, dejan de recibir las sales disueltas en el agua, necesarias para alimentarse. La disminución de la luz y el frío sirven de señal para que comiencen a actuar algunas hormonas de las plantas, como es el etileno. El Etileno produce el envejecimiento de algunos órganos de la planta, como es el caso de las hojas.
Por consiguiente las hojas a partir de esas fechas empezarían irreversiblemente a morir de hambre. Sin embargo antes de que se desprenda el árbol de sus hojas, absorberá los valiosos alimentos que contienen las hojas, como son el almidón y las proteínas, acumulándolas en sus tallos y ramas, para ponerlos nuevamente a disposición la primavera siguiente, para la rápida creación del nuevo follaje. Este ciclo no sería posible, sin una reacción química, siendo esta la responsable de la magnifica coloración de las moribundas hojas.
Durante la primavera y el verano las hojas contienen en su interior varios pigmentos como son la antociana los carotenos, las xantofilas y la clorofila, pero el mas importante y potente pigmento es el verde de la clorofila. La clorofila tiene un potente pigmento que anula los demás colores. Por ejemplo también existe un pigmento de color amarillo que es el caroteno, siendo sin embargo anulado este por la fuerza del pigmento verde de la clorofila. Esta no solo tiene la labor de colorear la hoja de verde, sino de alimentar también al árbol y de favorecer su fotosíntesis. Al absorber en otoño el árbol la clorofila de las hojas para crear la fuerza y reserva para la brotación de la primavera siguiente, aparecen los colores que estaban latentes pero anulados por el verde de la clorofila, volviéndose entonces las hojas amarillas.
La coloración roja de las hojas también tiene relación con la desaparición de la clorofila en otoño. Para el transporte a las ramas necesita el árbol también sustancias que los biólogos llaman enzimas. Estas encimas son muy sensibles , y no toleran bien la luz. Entonces el color rojo del pigmento llamado antocianina, protege a estas enzimas de la luz mientras estas transportan la clorofila al tronco y las ramas creando entonces el color rojo tan característico en las hojas durante el otoño.
Así en otoño poco a poco las hojas con estos nuevos colores se van secando y nosotros vamos percibiendo esa magnífica paleta de colores con toda su variedad y sus diferentes matices.
También, gracias a las enzimas hidrolíticas se produce la rotura de la pared celular de los peciolos, entre el tallo de la hoja y la rama y se va creando una capa de separación, consiguiendo que al poco tiempo la hoja ya no se pueda mantener unida y esta caiga al suelo debido al movimiento del aire y el peso de las gotas de lluvia. Estas hojas con el pasar del tiempo y las heladas terminan muriendo definitivamente, siendo sin embargo todavía de gran valor para el árbol, ya que crean una capa protectora contra el frío haciendo de manta a las raíces, protegiéndolas del frío, creando ademas una capa protectora a la evaporación del agua de lluvia, y creando un ambiente inmejorable para la aparición de los microorganismos necesarios en la naturaleza, convirtiéndose tras pudrirse esta capa de hojas con el paso de los años, en nuevo alimento para las raíces.
Bueno, pues ya desentrañamos los secretos de nuestros arboles artistas y pintores, y disfrutemos ahora de estos regalos de la naturaleza que año tras año nos brindan bosques, parques y jardines. Hans Klobuznik.
Recordatorio técnico:
Clorofila
Se encuentra en las hojas de las plantas, es el compuesto encargado de realizar la fotosíntesis (convertir el CO2 en oxígeno y carbohidratos) y es quien absorbe los rayos rojos y azules de la luz del sol (y refleja las ondas verdes, de ahí el color).
La clorofila es el motor de las plantas, por eso en periodos de crecimiento como la primavera y verano es el pigmento más abundante. Sin embargo, es un compuesto no muy estable. Cuando los días se acortan y las temperaturas bajan, la clorofila se descompone y los pigmentos verdes se comienzan a deslavar y son absorvidos por el propio árbol para favorecer la brotacion de la temporada siguiente.
Carotenoides
Los carotenoides también absorben los rayos de sol y ayudan a la fotosíntesis, sólo que lo hacen a menor escala, absorbiendo una diferente gama de rayos de luz (absorben los azules y verdes, así que reflejan los amarillos). Cuando la clorofila comienza a descomponerse, queda el amarillo de los carotenoides. Cuando éstos también comienzan a desaparecer, queda el color marrón, por ejemplo el de los robles.
Antocianinas
Finalmente, las antocianinas absorben rayos azules y verdes y reflejan una gama de colores como escarlatas, o incluso púrpuras, por eso árboles como los arces se tiñen de color rojo
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