13 dic 2021

Un buen negocio

Dos amigos se encuentran en la calle, y tras saludarse efusivamente, deciden charlar dándose una vuelta por el parque.
-¡Que perro tan bonito tienes!
-Sí, es de pura raza, cazador pero muy casero y listísimo.
-Yo le quiero como a un hijo…
-Ya me gustaría a mi tener uno así.
El dueño del perro se detiene y dice:
-¡No me digas! ¿Te gustaría tener uno
 -Si
-Bueno, es mucha la amistad que nos une. Nos conocemos desde hace más de cincuenta años, desde la época del colegio.
-Sí, es verdad, me acuerdo perfectamente.
-¿Qué me dices si te lo vendo? Por supuesto, te haría un precio especial. Lo compré de cachorrillo y me costó 500 euros, claro con su correspondiente pedigrí. Me lo trajeron nada menos de Alemania.
-¿Qué es perro o perra?
-¿A ti que te gustaría tener?
-Perra, para criar cachorrillos.
-Pues tuviste suerte, es perra, y además te voy hacer un precio especial. No te voy a cobrar el coste del adiestramiento, ni las visitas al veterinario, ni la alimentación... te lo voy a vender solo por 1000 euros.
-Ya, pero va a ser imposible, ¿dónde lo meto?
-No, no creo que mi mujer me dejase meter un perro en casa.
-¡Que por eso no sea! Venga, dame 600 y no se hable más. Además, en todo caso a mi mujer le gustaría que fuese perro, para que la defienda mejor.
-Sea, a 400 puedo rebajártelo.
-En todo caso te lo compraría en dos años, pues estoy a punto de cambiarme de piso.
-Amigo, aprovecha esta oportunidad, último precio, 200 y no hablemos más.
-Te voy a decir la verdad, estoy en bancarrota, la empresa donde trabajaba quebró, me despidieron y llevo meses sin cobrar. No puedo permitirme ningún gasto extra.
-Déjame pensar hombre, eres mi amigo, te conozco hace cincuenta años, tienes problemas económicos, ¿no voy a tener yo un detalle contigo? ¡Toma! Te lo regalo, es tuyo.
Acarició al perro, le dio cariñosamente unas palmaditas en el lomo, y con una amplia sonrisa le puso la correa en la mano despidiéndose así de él. Siguieron un rato andando en silencio sin decir palabra. Al rato el nuevo propietario del perro se para, mira a su amigo, y con voz compungida le dice:
-No puedo consentirlo, ¡no! ¿Cómo me voy a quedar yo con tu perro? Con lo que tú le quieres... ¡Ni hablar, esto no puede ser! He pensado una solución que nos satisfará a los dos.
-¿Si? Bueno, a ver, dime.
-Como tú quieres tanto a tu perro, y yo no tengo dinero para cuidarlo, me das 200 euros y te vendo mi perro, pero como tu bien sabes, su precio real es como mínimo de 1000 euros, pero por la amistad que nos une y excepcionalmente, yo te lo voy a vender por solo 200 euros.
El amigo se detiene, piensa un momento, sonríe y dice:
-Me agrada el trato, lo veo justo, a mí me encanta el perro, y tú no andas bien económicamente, pues yo te lo recompro por 200 euros, y los dos salimos ganando.
Los dos amigos se dan la mano, uno saca la cartera, le da los 200 euros, el otro, sonríe y le da el perro, se dan un abrazo, se despiden y cada uno sigue satisfecho su camino.
Hans Klobuznik.

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