Desde el comienzo de nuestros días, los aficionados y
enamorados a las plantas, las flores y a los jardines, no le tienen que
agradecer nada a Eva, o ¿quizás si?
Efectivamente, si ella no hubiese desobedecido la única
regla y condición que les puso Dios, que fue no comer nada del "árbol
de la vida", como bien nos lo explica y podemos leer en la biblia, no
hubiesen sido expulsados Adán y Eva del Paraíso, y todos nosotros podríamos aun
seguir viviendo hoy en espectaculares y fantásticos jardines, como el "Jardín
del Edén" que se nos narra en el libro del Génesis.
Estaríamos protegidos del sol por enormes palmeras, dándonos
estas una agradable y fresca sombra, estaríamos rodeados por ríos de agua cristalina,
donde poder refrescarnos, bañando sus aguas las orillas cubiertas por hermosos
helechos, esbeltas Callas y fantásticas Peonias. Las laderas estarían cubiertas
con verdes y tupidas praderas salpicadas de espesos y variados arbustos
repletos de exquisitas bayas, bordeados estos, de olorosos, floridos y
perfumados macizos de flores de los mas diversos colores. Las jugosas y dulces
frutas estarían al alcance de nuestras manos en todas sus variedades y sabores,
papayas, melocotones, fresas, paraguayas, uvas, manzanas... y todo esto sin tener
que cuidarlo ni trabajarlo.
A través del tiempo lo único que seguimos manteniendo del Paraíso, por cierto de muy poco peso, es la añoranza de
aquella época tan fantástica como remota. De ahí nos viene esa necesidad del
ser humano de crear jardines, cuidar plantas y cultivar las especies más
hermosas, ya sean de flores, frutos o plantas, como añoranza por el estado de despreocupación
de aquel tiempo dorado y de aquella vida paradisíaca.
Según el libro del Génesis, lo primero que creó Dios
fueron las plantas, luego los animales y por último y al sexto día los hombres,
por lo que se demuestra que lo primero que vio Adán en este mundo, al ser
creado fue el "Jardín del Edén", quedándole grabado como sus primeras
imágenes, plantas, flores y frutos, y esta es otra de las razones por las que
los hombres tienen esa afición a la jardinería, la florística y al mundo
vegetal en si.
Por lo que ya hace miles de años el hombre además de
cultivar para sustentarse, se dedicaba a crear ambientes agradables y estéticos
a su alrededor. Como por ejemplo tenemos los Jardines Colgantes de Babilonia,
los jardines de los mandarines chinos, los parques, patios y jardines árabes
con sus fuentes, cascadas y parterres floridos. En la época del barroco y del rococó
se hicieron los parques más grandiosos y espectaculares que nos podamos
imaginar. En Versalles, Viena o La Granja (Segovia) podemos ver como se
gastaban los Reyes y gobernantes inmensas fortunas en crear y mantener pequeños
paraísos artificiales con cascadas, lagos, bosquetes, praderas, setos
perfilados perfectamente, macizos de diferentes tipos de flores, espectaculares
rosaledas y curiosos y enigmáticos laberintos vegetales, para disfrute y
sosiego del ser humano. En principio fueron concebidos para recreo, diversión y
solazgo de la realeza, pasando posteriormente a manos del pueblo llano para que
pudiera disfrutarlo este igualmente, desde el primero hasta el último de sus súbditos.
Por tanto por culpa de Eva terminó, pero a su vez gracias
a ella empezó algo tan importante como es ahora la afición, el interés y el
amor por la vegetación y la naturaleza. Por lo que al final, y tras haberlo
meditado un poco, pienso que podemos decir:
¡Gracias Eva!
No hay comentarios:
Publicar un comentario